Blanco

La página en blanco. Un nuevo desafío se erigía frente a sus vivaces pupilas. Se aferró al lápiz como si fuese el último estandarte de una batalla que daba por perdida. Revoloteaban grandes ideas, pero ninguna se decidía a quedarse para que pudiera hacerla suya. Se fueron asomando tímidas unas estrofas… Por la sierra un arroyo hacía piruetas mientras jugaba con las rocas, árboles salpicaban el paisaje, el sol, tímido, asomaba entre las nubes de una tarde templada, y a lo lejos un rumor de golondrinas que…
Se hizo un eco incesante trayendo a sus oídos algunas sílabas de una antigua y dolorosa conversación, esa que siempre conseguía espantar cualquier bello recuerdo, cualquier esbozo de sonrisa…
- …No hay tiempo… es tarde… después vemos
- …Andate… no importa… -sollozando- Andate…
Cómo podría saber que esa noche oscura se llevaría consigo todos los sueños, que una penumbra invadiría cada rincón de su alma, que en un instante huirían todos los sentimientos para convertir la vida en un simple hueco gris y húmedo.
Recordaba cada gesto, cada seña de ese rostro imborrable, el pequeño lunar junto a su ceja, los infinitos ojos pardos, el hoyuelo del mentón, sus extensos rizos adornando los hombros, su melodiosa voz y ese andar despreocupado que lo hacían único.
Volvió a la triste realidad, la nívea hoja seguía intacta, dejó caer el lápiz, corrió con todas sus fuerzas por lóbregos pasadizos sin rumbo con el anhelo de perder en un recoveco todos los recuerdos.